Comedias de Don Pedro Calderon de la Barca: Coleccion mas completa que todas las anteriores, 9. köide

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M. Rivadeneyra, 1855
 

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Popular passages

Page 185 - Calla, ruiseñor; no aquí imaginar me hagas ya, por las quejas que te oí, cómo un hombre sentirá, si siente un pájaro así. Mas no. Una vid fue lasciva, que buscando fugitiva va el tronco donde se enlace, siendo el verdor con que abrace el peso con que derriba. No...
Page 185 - Desconfiarme es en vano, aunque pensé; que aunque es llano que el pensar es empezar, no está en mi mano el pensar, y está el obrar en mi mano. Para haberte de seguir, el pie tengo de mover, y esto puedo resistir, porque una cosa es hacer y otra cosa es discurrir.
Page 280 - En los pinares de Júcar vi bailar unas serranas al son del agua en las piedras y al son del viento en las ramas. No es blanco coro de ninfas de las que aposenta el agua o las que venera el bosque, seguidoras de Diana. Serranas eran de Cuenca, honor de aquella montaña, cuyo pie besan dos ríos por besar dellas las plantas.
Page 172 - Pensar que hay un Dios, suma bondad, suma gracia, todo vista, todo manos, infalible, que no engaña, superior, que no compite, Dios...
Page 171 - Y supuesto que no es bien que entre yo en ciudad extraña, donde no soy conocido, solo y preguntando, hasta que la noche venza al...
Page 185 - Aquel ruiseñor amante es quien respuesta me da, enamorando constante a su consorte que está un ramo más adelante. Calla, ruiseñor, no aquí imaginar me hagas ya, por las quejas que te oí, cómo un hombre sentirá si siente un pájaro así.
Page 415 - Prenderéle en escarmiento de este insulto. Pero, no ; levántase de la cama; de su pálido color sus temores conjeturo. Pero ¿qué es de mi valor? ¿Qué dirá de mí Israel con tan necia remisión? Viva la justicia, y muera el príncipe violador.
Page 415 - El Rey mi señor me llama : ¿iré ante el Rey, mi señor? ¿Su cara osaré mirar sin vergüenza ni temor? Temblando estoy a la nieve de aquellas canas ; que son los pecados frías cenizas del fuego que encendió amor.
Page 424 - No haré, sino de mi estrella, cuyo Influjo es tan severo, que a morir, Tamar, me obliga antes que a mi dama diga: tú eres el dueño que quiero, tú la gloria por quien muero, tú la causa por quien lloro, tú a quien explicarme ignoro, tú la deidad a que aspiro, tú la belleza que admiro, tú la hermosura que adoro.
Page 427 - Vete de aquí, salte afuera, veneno en taza dorada, sepulcro hermoso de fuera. arpía que en rostro agrada, siendo una asquerosa fiera. Al basilisco retratas, ponzoña mirando arrojas y mi juventud maltratas, pues cruelmente me matas con tan mortales congojas. ¿Que yo te quise, es posible? ¿Que yo te tuve afición, fruta de Sodoma horrible. en la medula carbón.

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